Marieta y las prisas
Dedicado a Beatriz Calvo

Érase una vez que Marieta y su padre iban por la calle paseando y vieron a una madre que tenía mucha prisa y les iba gritando a sus hijos:
—Venga, venga, corre, corre, que no me da tiempo, que tengo mucha prisa…
Marieta se quedó un poco asustada al ver cómo iba la madre corriendo y gritando «venga, venga», como si estuviera medio loca.
Los niños intentaban ir a la velocidad de la madre, pero eran niños con pasos de niños, y no siempre conseguían ir todo lo rápido que mamá quería.
—Papá, ¿qué le pasa a esa señora?, ¿por qué va así medio loca? Solo le faltan los pelos, porque todo lo demás ya… es como una loca.
Su padre le explicó que la vida depende de cómo se la tome cada uno.
—¿Cómo qué? No lo entiendo papá, explícamelo mejor.
Papá pensó en un ejemplo que seguro Marieta entendería.
—Mira, Marieta, ¿a que cuando vamos al colegio, mamá nos despierta bastante tiempo antes? ¿A que el día que no tienes sueño, te levantas tranquila, mamá te da besitos, te dice que es un día bonito, te dice qué vais a hacer al salir del cole por la tarde? Y, ¿a que después de desayunar viendo la tablet, te lavas los dientes, te peinas y con los zapatos bien limpios, vais al colegio? Llegas entre los primeros y te sientas en tu sitio, con tiempo para sacar la agenda y ver que toca hacer.
—Sí, es verdad papá —dijo Marieta.
—Bueno, pues hay maneras de ver la vida. A nosotros nos gusta levantarnos pronto y hacer eso. Pero hay gente que prefiere dormir más.
—Ya, yo también lo prefiero, papá.
—Ya, ya, pero me refiero a dormir más de la cuenta. Algunos compañeros van con prisas, aprovechan hasta el último segundo, y cuando ya casi, casi no les queda tiempo, entonces se levantan rápidamente, se visten corriendo, hacen un pis, se lavan los dientes a la vez que se mojan los ojos con agua y salen a la carrera, y mientras que esperan al ascensor se van peinando y comiendo una tostada por el camino y antes de que cierren la puerta de clase, fuuuuummm, se sientan en su sitio.
—Ya papá, pero eso… eso todos los días… eso a mí no me gusta.
—Pues eso, Marieta, pero es que hay gente que prefiere dormir e ir luego con prisas que ir despacio, pero levantarse antes. Depende de cómo quieras ver tu vida.
—¡Aaahh!, por eso esa mamá grita tanto.
—Sí, claro, porque tiene que llegar a tiempo a algún sitio, y o a lo mejor quiere hacer más cosas de las que puede con los niños (generalmente es así), o los niños se entretienen mucho y luego tienen que ir con prisas.
—Pues yo prefiero ir con tiempo, papá y hacer las cosas tranquilita.
—Pues a ver si es verdad y te lo aplicas el resto de la vida.
Desde ese día Marieta pidió que le pusieran su propio despertador para ir con tiempo de sobra al cole. Y cada vez que quedaba con alguien contaba con llegar 10 minutos antes.
Siempre fue una persona puntual… porque ella así lo decidió.
Y colorín, colorado, el tiempo…
digo… este cuento se ha acabado.