Marieta y Pereza
Dedicado a la auténtica María Pino

Érase una vez que Marieta estaba en casa y su madre le dijo que esa tarde vendría una amiga suya a tomar el té.
Se llamaba María Pino.
— ¡Qué nombre más curioso!
— Es de María y Pino.
Marieta se la imaginó con ramas en los hombros y por la cabeza y le hizo mucha gracia:
— María Pino, ja, ja, ja.
— Bueno hija, no es un nombre tan distinto al de María del Mar, la vecinita de abajo, ¿te acuerdas?.
Estuvo toda la mañana esperando a que llegara la amiga de mamá. Y a la hora de preparar el té, se esforzó mucho para que todo saliera bien y tener todo dispuesto: las tazas, las servilletas, el azucarero, las cucharitas, la leche templada, un platito con rodajas de limón y unos palillos para
cogerlos. Todo, todo perfecto para la llegada de la invitada.
Así que a las cinco menos diez, sonó el timbre: DIIING DOOONG.
— Sí, ¿quién es? —preguntó mamá, como siempre que llaman a la puerta.
— Soy yo, María Pino.
¡Ya subía María Pino!
Cuando llegó a la puerta, lo primero que hicieron fue saludarse con dos besos:
— Hola, ¿qué tal?
— Hola, muy bien, ¿y tú? ¡Cuánto tiempo sin verte!
— Sí, es verdad, mucho tiempo. Pasa, pasa…
María Pino dijo:
— ¡Uy! pues a estas horas he venido con pereza…
Marieta se quedó muy sorprendida, pues no sabía quién era Pereza, y aunque miró a derecha e izquierda, vio que solo venía María Pino, eso sí, sin ramas en la cabeza; pero a Pereza, no se la veía.
Se sentaron en el salón en cuanto entraron, para tomar el té. Marieta seguía examinándolas, y así
muy intranquila dijo:
— ¿Mamá, pongo una taza más?
— No hija, no, no hace falta poner más tazas, somos tres, María Pino, tú y yo.
Y Marieta, toda seria, le dijo:
— No, mamá, falta Pereza.
— ¿Cómo?
— Sí, sí, que falta la señora Pereza.
—Pero, ¿cómo que falta la señora Pereza?
—Sí, que María Pino ha dicho cuando ha entrado que venía con Pereza. Y estoy esperando a ver si me la presentáis.
Las dos se echaron a reír, y se dieron cuenta de que Marieta no había entendido nada. Así que su madre se lo explicó:
— Marieta, pereza no es una señora, es un estado de ánimo. Es cuando haces las cosas, pero te cuesta un poco; no las haces de buena gana, por algo… Hoy, como hace tanto calor, que a María Pino le ha costado un poco llegar, por eso dice que ha venido con pereza a estas horas.
Marieta puso una cara rara, como si no llegara a entenderlo muy bien: solo sabía que no tendría que poner una taza más, porque Pereza, ese día, no iba a venir.
Desde ese día, Marieta se fijó mucho en los nombres de las personas que le presentaban.
Muchos de ellos le encantaban, sobre todo los que tenían que ver con la naturaleza, como María Pino. Y conoció a muchas amigas con nombres igual de bonitos: Prado, Camino, Estrella, y hasta una chica que se llamaba Lluvia. Pero lo que nunca, nunca conoció es a ninguna Pereza.
Y colorín, colorado,
este cuanto se ha acabado.